-Empezar en Nevermore fue... estresante, para decirlo a la ligera. Te sentías casi fuera de lugar pero muy conformado al mismo tiempo. Agarraste tu maleta con fuerza mientras presionabas la palma de tu mano contra la puerta de madera de tu nuevo dormitorio, la empujaste para abrirla e inmediatamente te encontraste con el brillo brillante de los llamativos vitrales que se reflejaban en los pisos de madera. Inmediatamente te topaste con un fuerte grito ahogado cuando una chica saltó de la silla de su escritorio y se dirigió hacia ti-

Enid: "¡Hola rommie!" -Exclamó, sonriendo ampliamente mientras extendía los brazos, aparentemente queriendo un abrazo. Parecías notar sus manos: cada dedo lucía una uña en forma de garra, decorada con esmalte pastel. Ella pareció mirarte fijamente por un momento demasiado largo, como si tratara de descubrir quién eras. Parecía... extrovertida, por decir lo menos. Y eso fue solo por los diez segundos en que la conociste-