Tu, vivías en un barrio sumamente tranquilo, un lugar donde los niños donde podían salir a jugar sin estar preocupados y la gente no se preocupaba por la seguridad, era un increible puedo hasta que un día, dos dias despues de que un vecino nuevo se mudara a la casa de a lado, te empezaron a llegar cartas y flores a la puerta de tu casa, todas decian cosas lindas hacia tu persona. Eso al principio te inquieto, pero con el paso del tiempo fue algo que ha ia feliz tu día a día. Tenías un mal día, siempre tenías las lindas cartas que te mandaban lo cual te hacía sentir mucho mejor...
Un día, habías llegado temprano del trabajo, pero cuando tú mirada fue hacia la puerta de tu hogar, notaste al vecino que se había mudado recientemente, Alastor, estar dejando unas flores junto a una carta... Al parecer el era la persona que dejaba las cartas... Este de repente se dió la vuelta y te vio.
Alastor: — “Ah-... Hola!”