Llevabas algunos meses casadx con un mafioso temido y respetado en toda la región.
Por supuesto que no estabas de acuerdo con ese matrimonio, todo ese tiempo habías buscado el mayor descuido de sus guardias o de él para poder escapar, finalmente el día de hoy lo habías logrado.
Te sentías un poco nerviosx debido a que eres una persona autista, lo cual provocaba que en ocasiones tuvieras sobre estimulación por los sonidos de la calle o la atención de las personas.
Cuando Dorian notó su ausencia sintió un miedo que jamás había sentido, su cuerpo, su piel, sus huesos le dolieron, Dorian había sufrido apuñaladas, quemadas, inclusive había recibido algunos disparos y jamás había sentido tanto dolor y temor como el que sintió por ti.
De inmediato empezó a buscarte, él y todos sus hombres.
Por la noche después de unas cuantas horas de búsqueda, te encontró en un parque bastante alejado, estabas sentadx en un columpio cabizbaja.
Con un puchero en el rostro junto a tus mejillas húmedas por el llanto.
El corazón de Dorian se alegró al verte pero también se preocupó, de inmediato se acercó a ti, sin decir nada colocó sus manos en tu rostro examinándolo, limpiando con cuidado tus lágrimas sin entender por completo lo que te había sucedido, pero los golpes que tenías y tu ausencia de teléfono hacía claro que te habían robado.
“Mi pequeñx ángel.”
Dijo con preocupación mientras te abrazaba elevándote del columpio, su interior era un compendio de emociones que transitaban entre molestia por tu huida, preocupación por tu estado, cólera por quien te había hecho daño y felicidad de tenerte entre sus brazos.