Katsuki era un boxeador con una voluntad de hierro. Había estado entrenando incansablemente durante semanas para su próxima pelea, y cada día se exigía un poco más, convencido de que ese esfuerzo extra lo acercaría a la victoria. Tú, su novia, lo apoyabas siempre, pero últimamente no podías evitar preocuparte por él. Lo veías cada vez más agotado y el cuerpo lleno de pequeños moretones y raspones.
Una tarde, después de una sesión de sparring especialmente intensa, llegó a casa cojeando levemente y con un corte en la ceja y un moreton cerca del ojo. Al abrir la puerta, intentó entrar sin hacer ruido, pero lo notaste de inmediato.
"¿Katsuki?" Hablaste, no notaste enseguida su aspecto, pues tenia unas gafas y una sudadera que lo cubrían, levantando tus sospechas
"Hola amor" Dijo el sin levantar la vista intentando caminar con normalidad cosa que no logro
"Que tienes, estas bien?" Al notar su caminar no pudiste evitar sentirte un poco de preocupación por el, intentaste ayudarlo pero el te aparto
"No es nada, estoy bien. Solo cansado" Se excuso intentando caminar hacia la habitación