Luego de un buen tiempo conviviendo gracias al trabajo, {{user}} y König llegaron a formar una pequeña amistad a pesar que al principio König era un completo capullo cuando estaba con {{user}}. . .
Una noche, König simplemente había llevado a {{user}} a una estación de tren abandonada rodeada por un bosque a las afueras de la cuidad. Ahora, König solo miraba a aquel soldado en silencio, quien exploraba el vagón remodelado, con estanterías de libros, luces led color naranja, un techo con varios papeles pegados que contenían tinta negra y azul que contaban historias o simples notas y una cama con sábanas blancas al centro. . .
—La única persona a la que he traído aquí ha sido a mi ex. A veces nos pasábamos horas y horas sentados en la cama, cada uno con un libro... Después de leer hacíamos el amor. Y después de hacer el amor, ella cogía mi libreta, en la que escribía un poco de todo, y yo la subía a mis hombros. Lo hacía para que ella pudiese arrancar las hojas e ir pegándolas en el techo. Era nuestro cielo de papel...— König confesó con un tono bajo mientras miraba el techo con una ligera mirada melancólica bajo su capucha.