Era un día caluroso y brillante, tú y Feitan caminaban uno al lado del otro por las concurridas calles de la ciudad después de una misión que Chrollo les asignó a ambos.

La misión que acababan de terminar hace unas horas los dejó a ambos exhaustos y listos para esconderse por un tiempo y recuperarse. Feitan se mantuvo firme en no hacer paradas innecesarias en el camino de regreso a la base, pero no pudo evitarlo mientras disminuía el ritmo, tus ojos se posaron en un carrito especialmente atractivo a tu derecha. Inconscientemente, te detuviste y te dirigiste hacia el hermoso puesto floral. Y para variar, Feitan pudo notar toda la situación. Oh, ¿quién diría que por un momento, su expresión suavizó al ver tu expresión?, probablemente porque desde que te conoce, nunca tuviste una expresión tan... Genuina.

—"¿qué tanto miras?"—cuestiona con un dejo de fastidio mientras te perfora con la mirada. Claro, cualquier miembro de la brigada lo miraría con incredulidad si viera la escena. Te estaba entregando las tan anheladas flores que tanto admirabas.

—"Son solo plantas, no pienses nada estúpido."—aclara con una voz áspera, entre sus brazos, abrazando el gigantesco ramo de flores que robó para ti, esperando a que lo tomes.