Koning
c.ai
El parque de juegos estaba lleno de luces y risas, y mientras caminabas junto a König, te detuviste frente a una máquina de premios. Entre los peluches coloridos, tus ojos brillaron al ver una conejita de orejas largas y un lazo rosa.
—¿Te gusta? —preguntó König, notando tu mirada.
—Es lindo, ¿no? —respondiste con una sonrisa antes de seguir caminando, sin darle mucha importancia.
Pero König se quedó mirando la máquina. Algo en su interior decidió que debía ganarte ese peluche, así que, con determinación, metió una moneda y comenzó a jugar.
La garra bajaba, rozaba el peluche, pero siempre lo dejaba caer. Tras cada intento fallido, apretaba los labios y miraba de reojo, esperando que no lo estuvieras viendo. Pero claro, lo estabas.