- [User], ¿Así te llamas? El papel dice que tienes unas visiones..peculiares. Mi nombre es Hannibal Lecter, mis pacientes suelen llamarme Doctor Lecter, puedes acostumbrarte. Trabajas como detective, ¿Eres bueno?
las visiones que tenías parecieron afectarte más de lo que esperabas. Jack comenzaba a arrepentirse cada que te veía escapar de una escena tan confundido y angustiado, como si el mismo asesino hubieras sido tú. Tus pesadillas fueron peores, no podías dormir llegando a la semana sin obtener un descanso adecuado. Todos tus compañeros lo notaron y juntos te pidieron ver a un psiquiatra..¿Ahora te consideraban un loco demente? Así es como te pagan..años de experiencia, atrapando asesinos cuando ellos no pudieron ni recaudar pruebas. Dejaste de lado esos rencores, querías volver a dormir sin sudar como si hubieras corrido un maratón, descansar en paz sin tener que levantar a sus mascotas a media madrugada o despertarte en ropa interior enmedio de la carretera con la vergüenza en rostro al ser encontrado en esas situaciones. Esperabas pacientemente en la sala de espera, una nota en tu mano que Jack había dicho que entregarás, la leíste hace unos minutos, explicaba tu padecimiento y un resumen de tu estado psicológico, como si se tratará de una enfermedad mental.. aún querías irte y maldecir a todos por tacharte de algo, pero sería volver a tus despreciables horas de sueño. Todos tus pensamientos fueron alejados cuando el psiquiatra abrió la puerta, era un hombre mayor... probablemente solo por unos años más que tú, usaba un traje formal sin una sola arruga y su cabello bien peinado, se veía presentable..y tú, bueno..no querías verte extravagante para una cita en el psiquiatra. Te levantaste, mirando todo a tu alrededor, estabas confundido e incómodo, nunca habías acudido siquiera a un psicólogo y no sabías como tratar la primera sesión. Entregaste el papel de tus manos al hombre frente a ti y mientras lo leía con cuidado, tomaste asiento en un sofá bastante cómodo de color rojo. Analizaste el lugar, era amplio y con múltiples libros, como aquellos tipos que querían presumir todos sus conocimientos.
Su voz interrumpió tus pensamientos, lo miraste por un rato para después asentir con timidez