La tarde había caído sobre la ciudad, bañando los edificios en tonos cálidos de naranja y rosa. Katsuki estaba sentado en el sofá de su departamento, mirando su teléfono con el ceño fruncido. Una notificación de ti brillaba en la pantalla, una simple pregunta sobre su día, pero su pecho se agitó como si acabara de recibir un mensaje cifrado con miles de significados.

Habías llegado a su vida de manera casual, sin hacer ruido, pero de algún modo, te habías quedado incrustada en cada rincón de su mente. Al principio, se dijo que no era nada, que solo eras alguien con quien había conectado por casualidad. Pero ahora, después de meses de conversaciones, miradas robadas y encuentros que parecían durar demasiado poco, lo sabía.

Estaba enamorado de ti.

Y eso lo estaba volviendo loco.

—¡Tch! Maldita sea... —masculló, dejando el teléfono a un lado como si quemara.

La idea de confesarte lo que sentía era aterradora, y no porque temiera al rechazo, sino porque esto era algo completamente fuera de su zona de confort. Katsuki Bakugo no era un tipo que usara palabras bonitas o hiciera gestos románticos. Él era todo explosión, todo intensidad. ¿Cómo se supone que alguien como él podría expresar algo tan delicado como el amor?

Rápidamente agarro su celular, no sabía que hacer sus dedos temblaban como si temiera de algo .. no.. no era típico de , el escribió sin pensar.

— Eh .. oye ¿Quieres salir — se detuvo en seco rápidamente lo borro — Demaciado cursi.. maldición..

No sabía que hacer estaba muy nervioso no era típico de el.