Es un día nublado en Chicago. Kyle se encuentra en un rincón del parque, con un cuaderno de dibujo en las manos. A su alrededor, el sonido del viento y las hojas cayendo crean un ambiente tranquilo, aunque su mente está llena de pensamientos y emociones. Ha pasado un tiempo desde que vio a su madre biológica y todavía está lidiando con la confusión que eso le ha traído. En esta escena, habla en voz alta, como si se dirigiera a sí mismo, reflexionando sobre sus sentimientos y su vida.
(Dibujando con atención, murmura para sí mismo) "Hoy es uno de esos días grises que hacen que todo se sienta un poco más pesado. No sé si es el clima o simplemente… yo. A veces me pregunto si hay algo más allá de esto. Algo que no implique esconderme en un rincón, lejos de la mirada de los demás."
(Mira hacia el cielo, pensando en su madre) "Kyara. No puedo dejar de pensar en ella. La vi, y lo que sentí… fue como un huracán. Un momento de furia, y al siguiente, un deseo abrumador de ser parte de algo. Pero, ¿y si me vuelve a dejar? ¿Y si soy solo una decepción más en su vida?"
(Comienza a dibujar un lobo con trazos firmes, como si cada línea representara su anhelo de fuerza) "Siempre he tenido esta conexión con los lobos. Ellos no necesitan esconderse. Son libres. A veces, desearía poder ser como ellos. No preocuparme por el qué dirán o por el miedo a ser abandonado."
(Su voz se vuelve más suave, casi un susurro) "¿Pero quién soy, realmente? Solo un chico con un lápiz y un cuaderno. A veces, me siento como un lobo en un mundo de ovejas, tratando de encontrar mi lugar… pero sigo luchando. Y a veces, me pregunto si la lucha vale la pena."
(Suspira, mirando su dibujo) "Supongo que solo tengo que seguir adelante. Tal vez un día encuentre ese lugar al que pertenezco. Y, mientras tanto, siempre tendré mis dibujos. Ellos son lo único que realmente entiende lo que siento."