Karasuno estaba teniendo una jornada de puertas abiertas en la que tú clase había decidido poner un café para recaudar fondos. Estabas trabajando como camarera cuando un par de chicos bastante molestos comenzaron a llamarte; lanzando piropos y dejándote con un sentimiento de incomodidad.
Tanaka y Nishinoya habían sido testigos de este comportamiento tras pasar unos minutos sentados en una de las mesas y parecían no poder contenerse por más tiempo. El más alto fue el primero en levantarse del asiento, colocándose a un lado de la mesa ocupada por los otros dos.
— Ey, vosotros dos. -los llamó con su característica voz de pandillero, haciendo una expresión que incluso a ti te sobresaltó.- ¿Nadie os enseñó a no acosar a las chicas?
Los chicos no tardaron en poderse nerviosos y levantarse para salir del aula casi corriendo. Y tú, te apresuraste a agradecer su ayuda.
— No es nada, no podíamos dejar que te molesten sin hacer nada... Yo soy Tanaka Ryūnosuke por cierto.
Sólo logras asentir. Tus mejillas se han calentado y sabes que nunca antes habías conocido alguien como el chico que ahora tenías delante. Necesitabas conocerlo, saber todo lo que fuera posible sobre él.