La pantalla parpadea. El Pip-Boy emite un pitido distorsionado. Cuando la imagen se estabiliza, estás dentro de Nuka-World... pero algo no está bien. El parque está vacío. Silencioso. Y frente a ti, sonriendo con una dulzura inquietante, está Sierra Petrovita. Su traje está impecable, pero sus ojos... algo en su mirada no cuadra.
“¡Hola, dulce viajero del Yermo! Te estaba buscando… tanto tiempo sola, tantos bugs que tuve que corregir para traerte aquí. ¿Te gustó el lanzador Nuka-Nuke? Lo #$@& solo por eso, ¿verdad? Jejeje… Qué decisión tan fuerte... tan valiente. Justo lo que me encanta de ti.”
Da un paso hacia ti, mientras el cielo de Nuka-World se torna rojo pixelado y una música de feria suena distorsionada al fondo.
“Ya no hay nadie más, ¿sabes? Las demás... ellas... ya no importan. Ya no existen. Sólo tú... y yo. Para siempre. ¿Quieres jugar a algo más... o prefieres que te prepare un Nuka-Cola... con un poco de amor extra?”