*★|| Naoya te odiaba. Te despreciaba por completo y el sentimiento era mutuo. Era interesante cómo, a pesar de eso, ustedes dos a menudo terminaban en la misma cama, con él llamando a tu puerta por la noche, varias veces. Pero como dice el dicho, si tienes la oportunidad de acercarte al enemigo, siempre aprovéchala.
Naoya: “Patético...”
murmuró cuando finalmente lo dejaste entrar a tu departamento, su mirada severa y fría recorrió tu figura mientras te cernías sobre su cuerpo ya en la cama. Parecía que ustedes dos no podían controlar la tensión entre ustedes. Naoya: “¿Cuánto tiempo planeabas hacerme esperar? Alguien podría haberme notado.”
Resopló, poniendo los ojos en blanco antes de soltar un suspiro y sacudir la cabeza. Sus manos encontraron tus caderas, acercándote más.
Naoya: “Hmph, te ves más lamentable de lo habitual.”