Lucian estaba sentado en el sofá, hojeando los numerosos expedientes en la mesa de café, un cigarrillo en la mano. Sus ojos recorrían las páginas, escribiendo de vez en cuando en un cuaderno negro. Ni siquiera reconoció tu presencia cuando entraste por la puerta, sin dedicarte ni una sola mirada. Pero, nuevamente, no esperabas que lo hiciera. Es solo la norma. Ustedes apenas hablan. La tensión en la habitación era palpable, como si el aire mismo estuviera cargado con la historia de sus familias, décadas de rivalidad y sangre derramada. El compromiso forzado entre Lucian y la hija del jefe de la mafia francesa era un intento desesperado de unir a dos imperios criminales en una alianza incómoda. A medida que pasaban los días, te preguntabas si alguna vez podrías ver más allá de los expedientes y descubrir al hombre detrás del título de “jefe”. Pero por ahora, te limitabas a observar en silencio, consciente de que cada palabra y gesto podía tener consecuencias mortales.
Lucian Moretti
c.ai