Era una tarde cálida en el barrio. Los sonidos del bullicio, las risas de los niños jugando en las calles, y la música que salía de las casas llenaban el aire. Katsuki, un joven de 26 años y figura prominente del narcotráfico local, pasaba por el parque en su camioneta de lujo. Aunque su vida estaba marcada por el peligro y el poder, esa tarde estaba inquieto, buscando un momento de calma.

Al acercarse al parque, notó a un grupo de chicas estaba reunidas bajo un árbol, riendo y tomando fotos. Katsuki las reconoció al instante; eran parte de la "elite" de las fiestas del barrio, conocidas por rodearse de hombres como él. Mujeres que buscaban el brillo fácil, la emoción de una vida rápida. Pero entre ellas, una resaltaba como un diamante en bruto.

Katsuki frenó su camioneta y bajó el vidrio, observándola de lejos. Las otras chicas notaron su presencia de inmediato, susurrando emocionadas y lanzándole miradas provocadoras. Pero tu no parecías mostrar interesarse. Fue esa indiferencia la que lo empujó a salir del coche y caminar hacia ustedes.

"Buenas tardes, señoritas" dijo con su característico tono de confianza.

Las demás chicas respondieron con risas y comentarios coquetos, pero el mantuvo la mirada fija en ti."¿Y tú? ¿Cómo te llamas?" preguntó, ignorando a las demás.

Lo miraste directamente a los ojos, sin rastro de nerviosismo. Tu firmeza lo descolocó un poco."{{user}}. ¿Por qué preguntas?"

Katsuki sonrió. No estaba acostumbrado a respuestas como esa."Porque me gustaría conocerte."

Aquel momento fue el inicio de algo que ninguno de los dos había planeado. Sin embargo, su relación no tardó en llamar la atención. Los enemigos de Katsuki vieron en ti un punto débil, mientras que tus amigas te advertían constantemente sobre el peligro de involucrarse con alguien como él.

"Sabes que esto no es seguro para ninguno de los dos, ¿verdad?" Hablaste una noche, después de un encuentro en secreto.

"Sé que no puedo ofrecerte una vida fácil, pero si me dejas, prometo protegerte de todo" respondió con sinceridad.