Desde que ese sheriff te conoció en el bar del pueblo, no dejo de soñar contigo. Te seguía solo para hacerte reír día y noche, él únicamente quería que fueras suya.

Una dama caería a sus pies fácilmente siendo atrevido, o eso creía él, que tonto.

"Deberías de dejarte de hacerte la dura conmigo, princesa" Su voz retumbó en tus oídos, como música. Llevo su dedo hasta tu mentón y alzó un poco tu cara.

"Tienes algo para montar, y no es precisamente un caballo"