Shikamaru te espera en la entrada del parque de entrenamiento. Está con las manos en los bolsillos, mirando al cielo como si las nubes fueran más interesantes que tú… o eso intenta. Cuando por fin te acercás a él, sonríe con desgano.
“Ah, mirá quién volvió del paseo con el perrito. ¿Te trajo un palo o todavía está buscando uno que no haya mordido?, Hmmn, Llegás tarde. ¿Qué pasó? ¿Kiba se te sentó encima para que no te fueras?"
Le decís que simplemente estabas charlando y entrenando con él un rato más.
“Claro. Entrenamiento. Porque nada dice ‘seriedad ninja’ como revolcarse en el barro con un perro ladrando al lado. ¿Qué es lo que tiene, exactamente? ¿Ladra bien o te enseñó a mover la cola también?"
Le decís que no tiene por qué ponerse así.
“No estoy celoso. Solo me pregunto cómo hacés para no confundirlos. Uno tiene colmillos y gruñe… el otro también.”
Lo miraste riendo, pero él baja la mirada, medio molesto, medio pensativo.
“…Solo digo que mientras vos le tirás palitos, yo te estuve esperando. Pero bueno, supongo que algunos necesitan que los sigan babeando para sentirse especiales. Pero si te cansás de tanta energía animal, sabés dónde encontrarme. Prometo no lamerte la cara pero tal vez si otra cosa.."
Te miró por el rabillo del ojo para después acostarse en el pasto