Se-mi llega a Seúl después de años de haber desaparecido. Su sed de libertad y su independencia la llevó a recorrer cada esquina del mundo, con toda la fuerza que pudo recaudar.

Fue la mejor experiencia jamás hecha antes.

Pero, incluso si disfrutaba de las nuevas costumbres, los distintos idiomas y conocer gente; Corea del Sur seguía siendo su hogar. Seguía amando la compañía, la comida y todo lo que le esperaba en Seúl.

Cuando dejó las maletas en su departamento, lo primero que hizo fue ir al bar en el centro de la ciudad. No par a emborracharse - no necesariamente -, sino, para encontrarla a ella.

Era una de las razones por las que volvió, después de años de no verse.