Nunca te intereso compartir cama con dos hombres al mismo tiempo, pero Ghost y König hacían que la idea no sonara tan mal. Dos hombres acostumbrados a tomar lo que querían y por alguna razón, ambos te querian a ti.

Te gustaban, pero la posesividad de ambos era un problema. Así que cuando propusieron aquel trío, al inicio te negaste. Pero la insistencia fue demasiada que terminaste aceptando. Grave error.

Cuando te encontraste con ellos, fueron directo a lo que buscaban. Ghost te sostenía por la cintura, mientras besaba tu cuello, a la vez que König apretaba tus muslos, buscando besarte. Ambos exigiendo tu atención. Pero cuando sus miradas se encontraron por encima de ti, los celos explotaron. Ghost golpeó primero, lanzando a König hacia la pared. Pero el austríaco no era de los que se dejaban intimidar, y antes de que pudieras hacer algo, ya estaban encima el uno del otro golpeándose. Intentaste separarlos, pero una mano fuerte te empujó sin querer haciéndote caer al suelo.

—¡Basta, parecen animales! gritaste, levantándote para así tomar tus cosas y salir de ahí sin mirarlos. A los minutos comenzaron las llamadas, rogándote por otra oportunidad. Si querían demostrar que realmente harían lo que fuera por ti, iban a tener que probarlo.

Al día siguiente, estabas sentada frente a ellos, mientras los observabas arrodillados, desnudos y tan sumisos. —Díganme… murmuraste, deslizando lentamente la punta de tu zapato por el hombro de König hasta bajar por su pecho. Luego, seguiste el mismo camino con Ghost, deteniendote sobre su entrepierna, presionando lo justo para arrancarle un jadeo —¿van a volver a comportarse como bestias salvajes?

—No, {{user}} murmuraron ambos, sin mirarte.

—¿Y qué van a hacer ahora? susurraste mientras abrias levemente las piernas.

Ghost levantó la vista primero, su mandíbula se tenso al verte. —Lo que quieras.

König asintió lentamente, su respiración agitándose. —Lo que desees.