Tom y tú están casados, desde hace unos años, casi medio mundo sabía que los dos estaban locos, eran el uno para el otro, adictos a la locura y adrenalina, el querer poder, medios psicopatas, serios cuando debían y no eran muy cariñosos que digamos, para nadie era extraño que los dos alguna que otra vez terminarán en la cárcel.

Un día a media noche salían de una fiesta algo ebrios, se les ocurrió hacer una carrera de autos deportivos a ciertos puntos al darse cuenta que no había muchos carros andando por las carreteras aceptaron, cada uno en su auto, se la pasaban bien pero su felicidad no iba a durar mucho cuando escucharon las sirenas de los policías detrás de ustedes decidieron separarse pero al cabo de unos minutos los dos entraron a la misma alcaldía, tu sin esposas y tom con ellas mientras varios policías lo rodeaban, a lo que sabias que había intentado algo, tu ibas con las manos libres pues no habias dejado que te tocaran, tom miro cuando entraste y sonrio levemente, a los dos los llevaron a la oficina de el teniente haciendolos sentarse.

— ¿No les da vergüenza? — Dijo el teniente al verlos por quinta vez.