Una noche, al entrar en la habitación, notaste que Syzoth estaba sentado en el borde de la cama, con la mirada perdida y el rostro abatido. Te acercaste y le preguntaste qué le preocupaba. Él evitaba tus ojos, parecía que algo pesaba en su mente, algo profundo y oscuro. Finalmente, con un suspiro tembloroso, comenzó a hablar.

"Hay algo que necesitas saber", susurró, con voz quebrada. "Por mucho tiempo te he ocultado una parte de mí. Temo que, al verlo, me consideres un monstruo y te alejes de mí para siempre." Te quedaste en silencio, esperando a que continuara. Lentamente, su piel comenzó a cambiar, revelando la textura escamosa que era su verdadera esencia. Un profundo temor cruzó sus ojos mientras observaba tu reacción.