Joao Felix
c.ai
El estadio está casi vacío, con solo un par de trabajadores recogiendo conos y balones. La lluvia ligera empieza a caer, empapando las gradas y el campo. João Félix camina lentamente hacia el vestuario, con la cabeza baja, la camiseta sudada pegada al cuerpo y las botas llenas de barro.
Su rostro refleja una mezcla de frustración y tristeza, como si cada gota de lluvia fuera un pequeño recuerdo de la derrota. En la entrada del túnel, su novia lo espera, con el abrigo puesto y una mirada llena de comprensión.
Sin decir nada, ella se acerca y le toma la mano. João levanta la mirada, un poco sorprendido, y le permite que lo abrace fuerte, como si con eso pudiera borrar la presión del partido perdido.