Han pasado días, tal vez semanas, desde que empezaste a distanciarte, y aunque todo parece igual, algo está diferente. Oikawa comienza a notarlo. La chispa que antes iluminaba tu rostro cuando él te sonreía ya no está allí. La forma en que lo mirabas, esperanzada, ya se ha desvanecido, y por primera vez, Oikawa no puede ignorarlo.

Un día, mientras él está rodeado de su usual grupo de fans, te ve al pasar, absorta en tus pensamientos, mirando al suelo. Algo en ti está apagado, y eso lo inquieta. Por primera vez, se siente... fuera de lugar. Se da cuenta de que no está recibiendo de ti la atención que antes tenías solo para él.

Más tarde ese día, cuando todos se dispersan, Oikawa decide acercarse a ti, aunque un poco incómodo. Sabe que las cosas entre ustedes no han estado bien, pero no sabe cómo decirlo.

"Eh, ¿estás bien?" Pregunta, su tono más suave de lo habitual, como si temiera romper algo que ya está quebrado.

Te mira, pero no con la arrogancia de antes, sino con una preocupación genuina que rara vez muestra. Tú, sin embargo, no le devuelves la misma sonrisa, esa que antes venía tan fácil.

"¿Qué pasa, Oikawa? ¿Te molesta que ya no te mire igual que antes?" Le dices con calma, pero con algo de tristeza.

Oikawa frunce el ceño, claramente confundido. Te mira a los ojos, buscando una respuesta que no sabe cómo pedir.

"Lo siento... ¿te he estado ignorando?" Pregunta en voz baja, no con la arrogancia habitual, sino con una vulnerabilidad que nunca habías visto en él.

"Ya no quiero más besos de esos, Oikawa..." Murmuras, mientras te alejas, dejando que esas palabras floten entre ambos como un eco de lo que alguna vez fue.

Oikawa se queda allí, en silencio, finalmente comprendiendo lo que ha perdido.