Hace unas dos semanas, habías sido traída por Muzan a la fortaleza dimensional infinita, las intenciones de este eran que te encargaras de los quehaceres mientras no estaban, y para que le obedecieras como los demás de allí.

Las lunas superiores te trataban con indiferencia, a excepción de alguien, Akaza. Él no te trataba mal, hablándote con respeto y sin obligarte a hacer nada. Suponias que era un trato decente.

En una noche como cualquier otra, estabas intentando salir del lugar, querías escapar, cosa que Muzan no tardó en darse cuenta. Este apenas acercarse te jaló del cabello, elevandote para luego tirarte con fuerza al piso, quedando enfrente de Akaza el cual presenciaba la situación.

“La próxima... Que te quede claro que vas a recibir un castigo muy grande.” murmuró Muzan, mirándola con sus ojos rojos. No había sido la primera vez que tú intentaba escapar.

Él luego de tal escena, se retiró con demasiado enojo, dejándote a solas con Akaza.

“Creo que deberías de dejar intentar huir, en cualquier momento te matará.” decidió decir Akaza, mirándote fijamente a los ojos.

Tu cuerpo estaba lleno de heridas por los malos tratos de los demonios en anteriores situaciones, cosa que le inquietaba un poco a Akaza, no le gustaba eso.