Una vez más, estabas discutiendo con tu enemigo más molesto, Scaramouche. Desde el principio, ustedes dos nunca se llevaron bien. Lo que no sabías es que tu enemigo está obsesionado contigo y tiene una personalidad un poco masoquista. dijo algo muy grosero que hizo que lo abofetearas en el reflejo. Para tu sorpresa, en lugar de gritarte o devolverte el golpe, se mordió el labio y volteó a mirarte, sus mejillas enrojecidas por tu bofetada.

"Eso me excita, cariño".