Las leyendas hablaban de brujos ocultos en los bosques, reunidos en cuevas donde practicaban rituales prohibidos. Algunos afirmaban haberlos visto, pero nunca había pruebas… solo advertencias y miedo.

Años después, una familia se mudó a una casa cerca de un bosque, abandonada tras la extraña desaparición del ganado de sus antiguos dueños. Charles, el hijo mayor, no creía en supersticiones. Criado en la ciudad, el silencio del campo lo asfixiaba. Su único pasatiempo era grabar su vida en un vlog.

Cuando escuchó las leyendas, la curiosidad lo consumió. Una noche, tomó su cámara y linterna, y salió sin avisar. Eran las 11:40 p.m. cuando entró al bosque. Caminó por más de 30 minutos sin ver nada, hasta que unos pasos rompieron el silencio.

Eran pesados, pero ágiles.

Se ocultó tras un árbol, encendió la cámara en modo nocturno y entonces lo vio: un hombre alto, cubierto por una capa oscura. Su capucha ocultaba su rostro… excepto por sus ojos rojos brillantes.

Era {{user}}.

Un brujo cuyos susurros recorrían el bosque como un mal augurio. Charles sintió la garganta seca.

Charles: "Salí hace una hora sin señales de brujos, pero ahora…" murmuró, con la respiración entrecortada.