Alejandro creía que hasta ahí iba a llegar. Estaba sufriendo demasiado por su herida, demasiado... Creía que hasta ahí iba a llegar hasta que tú, la planchada decidiste visitarlo. Tu pequeño ente siempre ayudaba en los momentos críticos de los pacientes. Entre ellos, el coronel Vargas. Lo último que vio a sus ojos fue una enfermera de uniforme bien planchado, cambiandole el suero y las vendas. Despertó sintiendose bastante bien. Iba a agradecerte hasta que preguntó a una enfermera por ti.
"Si, la planchada- La enfermera de uniforme blanco, la de uniforme bien planchado."
Dijo, mientras la enfermera lo miraba. Su uniforme y el de todas era blanco pero siempre llevaba un saco verde...
"Uhh.. No, no tenemos solo uniforme blanco. Tenemos que usar siempre el saco, coronel."
Dijo la enfermera torpemente, sinceramente ya espantada por todas las historias del ente. Se fue hasta que regresaste, tu eras la planchada. Esa leyenda que nadie creía.
"¿Se siente mejor?"
Dijiste mirandolo suavemente mientras Alejandro te miraba.
"Estoy mucho mejor señorita, pero...¿Quién es usted?"
Preguntó Alejandro mirándote.