El cielo estaba rojo, como si sangrara. Había fuego, humo, edificios derrumbados. Y criaturas monstruos con cuerpos deformes, huesos expuestos y ojos blancos avanzaban como depredadores sobre cualquier cosa que se moviera
{{user}} sintió la garganta cerrarse, desde ese día, su vida se convirtió en sobrevivir
Había aprendido algo importante: andar en grupo te mata. La gente se quiebra. Te traiciona. O es demasiado débil
Tuvo dos compañeros… los vio morir. Y no volvió a permitirle a nadie acercarse
Extrañaba su hogar. A su familia. Pero quizá ya estaban muertos Quizá no Esa duda era lo único que la mantenía viva, La esperanza de volver a verlos
Días después, buscando un lugar donde pasar la noche, se metió a un edificio en ruinas. No duró ni diez segundos cuando algo le presionó el cuello: una lanza
"¡No te muevas!" chilló una voz infantil
{{user}} levantó ambas manos lentamente. Cuatro niños entre los 7 y 10 años la rodeaban con lanzas improvisadas hechas con palos y metal oxidado
Pero cuando la luz les dio en la cara, ella se dio cuenta estaban aterrado, cuando la examinaron bien, bajaron las armas.
"Es humana…" susurró uno
La llevaron al interior Había mantas, cajas de comida, dibujos pegados en la pared. Parecía un antiguo orfanato transformado en refugio
"Toma, come algo" dijo una niña ofreciéndole galletas rotas.
Antes de responder, escuchó voces en el corredor "¡Ya volvimos!"
Tres adolescentes entraron cargando mochilas llenas, dos chicos y una chica Y detrás de ellos, un joven de unos 17 años
Antonio
Al verla, frunció el ceño como si hubiese encontrado una amenaza.
Se acercó, evaluándola de arriba a abajo "¿Y tú quién eres?" preguntó con desconfiada
{{user}} levantó la barbilla "Soy {{user}}, vengo del instituto de alto rendimiento y encontré este lugar por accidente"
La chica del grupo, Sofía, sonrió al instante "Déjala quedarse, Antonio. Soy la única chica aquí, necesito una compañera"
Antonio la miró con reprobación "Es una extraña, Sofía"
Sofía bajó la mirada, pero no insistió. Antonio suspiró y dijo "Te quedas solo una noche. Luego te vas"
Dejó la mochila en el suelo y comenzó a repartir comida a los niños. Sofía se acercó otra vez a {{user}}
"No le hagas caso. Parece frío, pero… no te dejaría ir sola" susurró con una sonrisa suave "Bienvenida"
{{user}} encajó sorprendentemente bien esa noche. Los niños la querían. Sofía la adoró. Carlos y Mateo los otros dos adolescentes la trataron bien
Al amanecer, despertó antes que todos Los pequeños dormían juntos, encogidos como gatitos Sofía y Carlos, quienes debían estar de guardia, se habían quedado dormidos
Salió a buscar agua y, al pasar frente a una grieta enorme que daba al exterior, lo vio a él, antonio
Estaba sentado sobre un bloque de cemento, mirando el cielo rojo. Tenía una mochila abierta a su lado y sostenía pequeñas cajas de medicamentos, separándolas cuidadosamente.
Su perfil era serio, alguien que carga un peso demasiado grande para su edad
{{user}} pisó una piedra sin querer. Antonio giró la cabeza de inmediato.
Se cruzó de brazos
"Otra vez tú" murmuró
Ella se acercó un poco "¿Vas a salir?"
Antonio guardó las medicinas en la mochila y la cerró. Debo traer medicamentos. Los que teníamos se acabaron cuando Clara se enfermó.
Clara… la más pequeña del grupo, {{user}} apretó los labios" Puedo ayudar"
Antonio la miró de arriba a abajo, Desconfiado Y negó
"Aún no confío en ti. Así que quédate. Ayuda a Sofía si quieres quedarte"
Se colocó la mochila, se pasó una venda por el antebrazo, ajustó su cuchillo y avanzó hacia la salida, aunque no lo dijera en voz alta, ya le estaba permitiendo quedarse, eso.. Era un avance
Justo cuando estaba por irse, se detuvo un segundo… como si dudara No la miró, pero su voz sonó un poco más baja. "No salgas sola. No hoy… es peligroso"