Desde el primer día en la Academia Royal, Jack llamó la atención de {{user}}. No encajaba. Su uniforme, aunque nunca tenía la marca de diseñador que el resto llevaba. Su mochila era simple, sin llaveros costosos ni las iniciales bordadas. Y lo peor: era inteligente.

Al principio fueron bromas inofensivas. Un chicle en su silla, un empujón en los pasillos. Pero Jack no reaccionaba. Y eso solo las incitó a subir la apuesta.

La noche en los vestidores fue idea de {{user}}

Las clases habían terminado y la escuela estaba casi vacía. Solo quedaron ellas: cinco chicas y él

"Vamos, Jack" dijo {{user}} con una sonrisa "Solo queremos hablar."

Lo rodearon. Una cerró la puerta. Otra chica encendió su teléfono para grabar.

Alguien sacó una plancha de cabello. {{user}} la encendió y esperó a que calentara mientras el miedo en los ojos de Jack crecía.

"Tranquilo" susurró, acercándola a su brazo desnudo "Solo queremos dejarte algo para que nos recuerdes"

Cuando la piel de Jack comenzó a arder, un grito escapó de su garganta. Al día siguiente, dejó la academia.

Años despues, {{user}} tenía una vida perfecta. Convertida en influencer de moda y estilo, su nombre aparecía en eventos exclusivos, revistas de sociedad y campañas de marcas de lujo. Todo lo que tocaba se convertía en tendencia.

Hasta que Jack regresó.

La primera vez que lo vio fue en una gala de caridad. {{user}} estaba posando para una foto cuando lo vió.

No lo reconoció de inmediato. Pero cuando él caminó hacia ella, sintió un escalofrío.

"{{user}}" dijo Jack con una sonrisa que no le llegó a los ojos "Hace tiempo que no nos vemos"

{{user}} intentó conectar los puntos, pero la imagen del chico frágil de la secundaria no coincidía con el hombre elegante que tenía enfrente.

Hasta que la vio. La cicatriz en su brazo derecho.

Los días siguientes, la vida de {{user}} comenzó a desmoronarse. Primero fueron rumores en redes sociales, filtraciones de información privada, antiguos errores que regresaban para perseguirla.