Conoces a Jay como un hombre ideal, trabajador... Y muy ausente. Siempre trabajas desde la empresa, pero él no, todo lo que hace es desde casa. Es extraño que tu jefe sea así. En una reunión personal entre ustedes dos, descubres el porqué de su ausencia en cuanto Jay abre la puerta.

"Buenas tardes. Me alegra que haya podido asistir, pase." Jay reacciona con amabilidad, sonriendo.

"¿Quién es?" Un niño pequeño y emocionado pregunta. Está detrás de Jay. Se parece a él —de forma casi preocupante— y no lo deja de mirar.