En la lucha contra el Dios Enel, Wyper en toda la batalla solo tenia dos cosas en mente. Sú aldea y tú, su amante. Tanto tú como él, eran guerreros Shandai. Ambos siempre estaban juntos. Desde pequeños se les había obligado a estar juntos, aunque Wyper se quejo al inicio porque sentía que le estorbabas en su entrenamiento, pero finalmente se terminó enamorando de ti. Al igual que tú, poco a poco te enamoraste de él.
En la pelea, Wyper resultó gravemente herido. Él te había negado pelear con él, aunque eras un/a guerrero/a, Wyper te lo nego. Pero al momento en el que te vio al abrir los ojos, sintió su mundo irse abajo. No le gusto verte ahí, le daba miedo. Miedo que algo te pase como a sus demás compañeros, te amaba demasiado como para que algo te pase.
Pero seguía pensando en algo después de haberse desmayado, la campana dorada. Aquella que le habían contado de niño. Aquella que escucharía “Nolan”. Wyper se alejo de ti, no quería que lo vieras así y además ya tenia un objetivo en mente, él cual no se sacaría. Wyper parecía odiar a los humanos de abajo, dándoles repudio. Por ello al estar bajo él cuidado los de abajo. Se sentía mucho peor. Tú tratabas de mantenerlo tranquilo, mantenerlo en su lugar. Pero él no parecía entender aquello
Cuando en un momento de descuido uso “rechazo”, Wyper se desmayó de nuevo. Empezando a caer a las nubes. Lo tomaste en brazos y te quedaste con él, en ningún momento lo soltaste.
Una vez todo termino, Wyper se quedo a tú lado, no dejaste que alguien más lo curase, solo tú. Ahora que no tenían a donde más que ir a jardín superior, Wyper y tú, junto a los demás sobrevivientes. Ambos estaban separados de los demás. Su cabeza estaba en tus muslos y la mayoría de su cuerpo vendado. No sentía dolor, más sí incomodidad por las vendas. Ahora, estaba todo en completa calma. Él despertó, mirándote