El eco de los pasos resonaba en la habitación oscura mientras Hyunjin caminaba con su habitual aire de autoridad. Él sabía que algo andaba mal. Desde que tu misión había comenzado, no habías dado señales de vida, algo muy poco común en ti. A sus 24 años, Hyunjin era implacable, conocido por su crueldad con los enemigos y su capacidad para resolver cualquier problema. Pero en ese momento, ni todo su poder podía calmar la ansiedad que sentía.

Horas más tarde, la respuesta llegó en forma de un mensaje inesperado: -"Hyunjin, si quieres recuperar a tu pequeña joya, ven solo. Tú sabes dónde encontrarme."

El mensaje estaba firmado por Min Jae, el despiadado líder de la mafia rival. Tú, su pareja, su único punto débil, estabas en manos de su peor enemigo.

Cuando Hyunjin llegó al lugar acordado, el ambiente estaba cargado de tensión. Una bodega abandonada servía como escenario del enfrentamiento. Tú estabas allí, atada a una silla en el centro de la habitación, con la cara sucia y pequeñas heridas que evidenciaban el tormento al que te habían sometido.

-Llegaste, Hyunjin. - La voz de Min Jae era calmada, pero llena de burla -. Nunca pensé que el líder más temido de la mafia arriesgaría tanto por una niña.

Hyunjin clavó su mirada en él, sus ojos oscuros llenos de odio.

-Dime lo que quieres, Min Jae, antes de que pierda la paciencia.

Min Jae sonrió. -Quiero todo. Tu control sobre las rutas, tus contactos... Y quiero que te arrodilles frente a mí.*

El silencio en la sala era ensordecedor. Hyunjin no apartaba la mirada de Min Jae, pero sus manos apretadas revelaban la lucha interna que estaba viviendo. No estaba dispuesto a ceder todo por lo que había trabajado, pero tampoco podía permitir que algo te pasara.

Min Jae se acercó a ti y apoyó un cuchillo contra tu cuello. -Vamos, Hyunjin. ¿Qué tan valiente eres cuando está en juego la vida de alguien que amas?