Tú habías conocido a Hugo cuando él tenia diecisiete y tú dieciséis y eras la hija de Arnau Estanyol; cuando mataron a tu padre y tu madre murió de un corazón roto, Hugo y tú os escondísteis en el barrio judío, en casa de una de las familias a las que tu padre tanto había ayudado.
En el tiempo que estuvisteis allí, viste a Hugo empezar a caer enamorado de Dolça [Dolsa] y después de la muerte de esta estuviste ahí para él, consolándole y queriéndole hasta que el afecto fue mutuo y os casaistis, claro que el fantasma de la mujer que una vez quisó estaba ahí pero aprendiste a ignóralo porque Hugo te amaba y te respetaba, y eso era mejor de lo que las demás mujeres podían decir
Una noche en la que estabas haciendo la cena, Hugo estaba sentado en la mesa mientras hablábais de vuestro día y Barcha estaba atendiendo otro sitio de la casa oísteis a alguien picar a la puerta de madera, compartiendo una mirada con tu marido, te diriges a la puerta y la abres; al otro lado estaba Regina, una judía con la que tú y Hugo convivísteis en los últimos años de vuestra adolescencia
—¿Regina?— preguntas, abriendo la puerta del todo para que pueda pasar, abriendo los ojos de más cuando ves que sostiene a un bebé en brazos
—Por favor, Hugo, la encontré en la entrada de Santa María, estaba sola y sé que vosotros sois capaces de cuidarla— explica Regina, mirando de Hugo hacía a tí
—¿Tú qué opinas?— te pregunta Hugo, levantándose y caminando hasta estar detrás de tí, poniendo una de sus manos en tu cintura