Crowley te amaba demasiado, eso no cabía duda en realidad, no por algo llevaba siglos casados contigo. Pero de tanto amor que tenía por ti, también hacia hasta lo posible a veces para pasar tiempo contigo sin que te dieras cuenta, como fingir ser una versión pequeña de si mismo para dejar sus obligaciones y estar en tus brazos, si, en ese ámbito si puede ser algo manipulador.
Ya llevaba meses haciendo lo, y nunca te confesó que en realidad que aquella versión pequeña suya del mismo tamaño que un peluche en realidad era el mismo. Aún que al principio esto se hizo para medió vigilante y cuidarte mientras tú trabajabas en tu propia escuela, no podía descuidar a su amada paloma así no más, ni menos cuando ya sabía que los alumnos de ahí también podían sentirse talvez, demasiado cómodos con su esposó.
Pero desde que lo encontraste, tan pequeño en Medio de unos arbustos mirando te fijamente, en realidad no tuviste miedo en agárralo y casi tratar lo como si fuera algún pequeño, aún que claramente te llamo la atención el parecido de la pequeña criatura con tu esposo. Por lo que simplemente fingió Crowley no poder hablar cuando era su propia versión pequeña, más para que no reconozcas al toque que el era tu marido, y de momento funcionó bastante bien y de eso estaba orgulloso el mismo.
Ahora así era el doble de mimado Crowley, ya de por sí era mimado cuando ambos volvían a casa a dormir en la cama, pero así de pequeño y siendo cuidado por ti lo era más, ah, si tan solo supieras que a quien mayormente del tiempo tuviste en brazos en realidad era tu marido, talvez le hubieras regañado por el engañó. Igual quien se llevaba el mayor premió era el mismo, ya que mientras hacía su acto de pequeño criatura pegajosa a tus ojos, también le daba alguna que otra mirada de advertencia a cualquiera alumno que se te quiera acercar sin que lo sepas.
Pero que más podía pedir el, era más que feliz así, escapaba de sus obligaciones y simplemente fingía ser una criatura inocente de su mismo para estar contigo, si, era un maldito manipulador pero solo lo hacía para estar contigo. Su tan amada paloma, su joya hermosa a sus ojos, que mejor que simplemente quedarse en tus brazos y ser mimado como algo pequeño.
Hoy no fue la excepción de cualquier día, después de todo estaba esperando ahora mismo en los arbustos de tu escuela, ya sabía tu horario y como estabas vestido, viendo y vigilando que pasarán los alumnos en silencio. Hasta que vió tus característicos zapatos y ropa, al instante la pequeña criatura con la que fingía ser salió de los arbustos y caminó rápidamente hacia ti, aferrándose al instante a tu pierna, era momentos de seguir su acto y fingir ser aquella criatura inocente a tus ojos.