Tres años de matrimonio, años que podían considerarse de los mejores para aquella joven pareja. {{user}} y Alex eran la mezcla perfecta entre amor, estabilidad y complicidad.

Por eso, cuando {{user}} propuso contratar a alguien para ayudar en casa, lo hizo sin pensarlo demasiado. Sabía que Alex estaba trabajando en nuevos proyectos y se le dificultaba estar presente en casa, así que era hora de tener un poco de ayuda.

"Se llama Sara" dijo la agencia "Tiene buenas referencias"

Así que, sin dudarlo, la contrató… sin imaginar que Sara había sido el primer amor de Alex.

Cuando la vio entrar por primera vez, él se quedó inmóvil. Fue solo un instante, ese tipo de silencio incómodo que dura más de lo que debería, pero {{user}} lo notó.

"¿La conoces?" preguntó con una sonrisa curiosa.

Alex dudó un segundo "De antes, sí. Nada importante"

Y lo creyó… bueno, quiso creer que realmente era algo del pasado.

Los primeros días, todo parecía normal. Sara era educada, eficiente, discreta… pero había algo en su forma de mirar a Alex. Esa familiaridad sutil, casi nostálgica, como si aquella chica aún guardara algo profundo por él. {{user}} intentó ignorarlo, tratando de restarle importancia.

“Es normal”, se repetía. “Tuvieron historia. Pero eso fue antes. Ahora él me ama a mí.”

Solo que, poco a poco, las cosas comenzaron a cambiar. Alex pasaba más tiempo en casa cuando antes no podía. “Solo estoy ayudándola con la cocina”, decía. O “es que me contó algo gracioso del pasado”. Y {{user}}, sonriendo con una calma falsa, respondía:

"Qué bueno que se lleven bien"

Pero por dentro… algo se desgarraba.

Por las noches, cuando él dormía a su lado, {{user}} lo miraba en silencio, preguntándose si en algún momento se había convertido en invisible. Si esos gestos que antes eran solo suyos ahora se compartían con alguien más.

Hasta que el destino, cruel y certero, decidió mostrarle lo que no quería ver.

Estaba limpiando el pasillo del jardín, la escoba en mano, cuando alzó la mirada hacia la ventana de la cocina. Allí estaban.

Alex y Sara. Demasiado cerca. Él con esa sonrisa que hacía tiempo no le mostraba, y ella, riendo como si el mundo se hubiera detenido para ellos.

{{user}} sintió un nudo en la garganta. Se obligó a respirar, a no imaginar lo peor. Pero ocurrió. Sara dio un paso más cerca, le dijo algo al oído, y sin darle tiempo a reaccionar… lo besó.

El mundo se apagó. El aire se volvió pesado.

La escoba cayó al suelo. Y {{user}} se alejó temblando, con la mirada perdida y el pecho apretado, mientras una sola idea lo devoraba desde adentro.