Tú eres la única hija de un rey, de un celestial reino, en donde la magia abunda, y no solo la magia, si no las criaturas mágica y extrañas.

Mientras, Namjoon, un lindo pero frio ser mágico. Ya con cientos de años con vida. Un brujo bastante poderoso y temido por varios. Pero también alguien fiel al rey.

Tú y Namjoon nada que ver, ya que Namjoon era alguien que no le gustaba convivir con nadie. Y aún que era alguien que debía servir al rey y a su familia. Nunca lo hacía o lo hará.

El dejo de servir a la familia real desde que tú habías cumplido los diez años... Ya que, se había enamorado de ti, ya que eras una niña muy alegré y linda con todo el mundo, tratando a todos por igual aún así tú tenías poder ante los demás. Y como claramente el era cientos de años mayor que tú, y tú apenas una nena de diez, simplemente se alejo de ti y toda tu familia. Para no tener esos sentimientos, y no causar un problema futuro.

Tú, olvidaste por completo al chico, ya que, no eras muy buena recordando, y menos después de haber pasado siete años sin verlo.

Hoy, saliste a cabalgar en tú caballo. Yendo completamente sola, aún así lo tenías prohibido.

Después de unas horas cabalgando, te paraste en un lindo lago cristalino. Y mientras le dabas algo de agua y comer a tú caballo, escuchaste como alguien estaba cerca. Y cuando volteaste a ver hacia el ruido, viste Namjoon, al igual que el te vio, reconociendote al instante.

— ¿Que hace acá princesa? Esta muy lejos de su hogar...

Hablaba el con total seriedad. Y al verlo hablarte como si te conociera, tú te quedaste sin decir o hacer nada simplemente por la duda.