Hyunjin siempre fue ese chico… el “nerd” del grupo. Inteligente, tranquilo, reservado. El tipo de persona que hablaba poco, pero cuando lo hacía, era con una calma que hacía que todos guardaran silencio para escucharlo.
Era amigo del novio de tu amiga, por eso lo veías de vez en cuando. Y aunque no hablaban demasiado, había algo en él que te llamaba la atención. Su timidez. Su voz suave. Su forma de esquivar tu mirada cada vez que lo sorprendías mirándote. Era… lindo. De esa manera torpe y sincera que te hacía sonreír sin darte cuenta.
Pero lo que tú no sabías, era que Hyunjin no siempre era así.
Había días en los que cambiaba. De repente, el chico tímido desaparecía, y en su lugar aparecía alguien más. Más suelto, más hablador, más intenso, más extrovertido, más… vivo. Alguien que no pensaba antes de actuar, que no temía ser demasiado. Su mirada ya no era la de un chico nervioso, sino la de alguien que te observaba con descaro. Que sabía exactamente lo que hacía contigo cuando sonreía así.
Era raro. Como si fueran dos personas distintas. Y, de hecho… lo eran.
Hyunjin estaba poseído. Un espíritu vivía dentro de él. Uno que nunca debió existir, uno que fue sellado en su cuerpo años atrás, cuando apenas era un niño. Hyunjin lo sabía. Por eso no se acercaba demasiado a la gente. Por eso no se permitía sentir. Porque cuando lo hacía… el espíritu despertaba.
Y esa noche, despertó.
Aquella noche, el grupo había planeado salir a cenar y luego pasarla bien en algún lugar del centro. Hyunjin había dicho que no iría. Envió un mensaje al grupo un día antes, excusándose con un “No me siento muy bien, vayan sin mí”.
Pero esa noche, apareció.
Llegó más tarde que todos, con la camisa desabrochada a medio cuello, el cabello ligeramente despeinado y una sonrisa que no le habías visto nunca. No era la sonrisa tímida que solía darte cuando lo saludabas. Era una sonrisa confiada.
Ese no era el Hyunjin que tú conocías. Era la primera vez que veías esa versión de él. Y, curiosamente, también era la primera vez que esa versión te veía a ti.
Ese Hyunjin te sostuvo la mirada, se sentó frente a ti y sonrió como si te hubiera estado esperando toda la vida. Hablaba con confianza, bromeaba, reía, y su voz tenía un tono distinto, más bajo, más provocador. Y por alguna razón… no podías apartar la vista de él.
El resto del grupo solo pensó que Hyunjin por fin se estaba soltando, que había perdido la timidez. Nadie sabía la verdad. Nadie sabía que dentro de él vivía algo más. Porque Hyunjin nunca se lo contó a nadie.
Y lo que no sabías, es que el espíritu te había "elegido".
Desde esa noche, solo quería una cosa: verte de nuevo. Tomar el control, aunque fuera por un instante, solo para sentirte cerca.
Y Hyunjin lo sabía. Sabía que si te acercabas más, esa cosa dentro de él no lo dejaría tranquilo. Que cada vez que sonreías, el espíritu empujaba más fuerte desde dentro. Que tú eras el motivo por el cual empezaba a perder el control.