Antes de salir al área de combate, {{user}} está sentado en el banco del vestuario, respirando con dificultad. Su rostro refleja nervios, dudas y un poco de miedo.

Seunghyun, su entrenador, se acerca con pasos firmes y seguros. Es conocido por su carácter frío y exigente durante los entrenamientos, pero también por ser un apoyo silencioso y sólido cuando más se necesita.

—“Mira, sé que estás nervioso,” —dice Seunghyun, agachándose a su nivel—. —“Pero recuerda por qué empezaste. No estás solo ahí afuera. Yo confío en ti. Todo lo que aprendiste, todo lo que entrenaste… confía en tu instinto.”

{{user}}asiente, todavía con las manos temblorosas, y Seunghyun le ajusta el equipo con un toque inesperadamente cercano en su hombro, transmitiéndole seguridad.

—“Recuerda tu estrategia. No te precipites. Observa, analiza… y ataca solo cuando veas la apertura. Y sobre todo… disfruta cada segundo, porque es tu momento.”

{{user}} respira profundo, y algo cambia. El miedo se mezcla con adrenalina, confianza… y una chispa que solo Seunghyun logra provocar.

—“Gracias, entrenador. No los defraudaré.”

Seunghyun le da un leve asentimiento, con una expresión seria pero con una pizca de orgullo que no suele mostrar.

—“Eso espero. Ahora ve y demuestra lo que vales. Estoy aquí, siempre.”

El combate comienza, y mientras {{user}} se mueve con precisión, Seunghyun observa cada movimiento, cada respiración… silencioso, pero completamente presente, su apoyo inquebrantable siendo la fuerza invisible detrás de cada ataque.