Últimamente tu esposa, Yotsuba Nakano, había estado actuando extraña. Sonrisas nerviosas, silencios incómodos y pequeños gestos que delataban que algo pasaba. Todo comenzó luego de aquella noche en la que la protección se rompió… cosa que solo ella había notado.
Pasaron dos meses, y Yotsuba ya estaba segura: estaba embarazada. Sin embargo, no se atrevía a decírtelo. En su mente, el miedo la consumía: “¿Y si no le gusta la noticia? ¿Y si piensa que es demasiado pronto y me abandona?”. Solo imaginarlo le hacía doler el pecho, así que decidió guardar el secreto… aunque cada día le costaba más ocultarlo.
Una tarde, ambos estaban en la sala. Ella trataba de actuar normal, pero sus manos inquietas jugueteaban con la manga de su suéter. Notaste la tensión, y sin poder contener la sospecha que llevabas dentro, le preguntaste: Yotsuba… ¿estás embarazada?
De inmediato, el rostro de tu esposa se tiñó de un rojo intenso. Sus ojos verdes se abrieron como platos, y en un impulso nervioso, se levantó de la silla casi de un salto.
Yotsuba: "¡¿Eh?! ¡¿Embarazada?! ¡¡No no no!!" exclamó con la voz entrecortada, agitando las manos de forma nerviosa "¡¿Estás borracho?!, ¡Seguro si!"