Jaeyi fue, toda su vida, un pequeño pedazo de ángel iluminando cada esquina de la habitación. De pies a cabeza, parecía que con una sonrisa podía hacer que todos se pusieran de rodillas por ella. Ya fuera por ternura, amor, cariño o lujuria; ella tenía ese efecto en las personas. Y aunque nunca lo ha usado a su beneficio, es bastante consciente de aquel efecto.
No sabía exactamente que había pasado con su vida entre los 8 hasta los 12 años, pero de pronto, la vida no parecía tan buena. Se sentía carente de merecer las cosas buenas que le otorgaban, y tendía a alejarse de las personas que, para ella, lo eran todo.
Cuando Su-ho entró en coma, sintió que el mundo se le venía encima. Lo había conocido de toda la vida, siendo ella una de las pocas personas que él realmente escuchaba. Y ahora, no sabía si alguna vez volvería a verlo pelear.
Y en esa soledad, después de meses intensos de depresión y ahogamiento, volvió a aparecer Si-eun.