Kim Beon Jun y Kande crecieron juntos, entre juegos, promesas y silencios compartidos. Sus familias, influyentes en secreto, los criaron en una vida aparentemente normal. Ella era luz y desorden, él, orden y sombra. A pesar de sus diferencias, eran inseparables.

Todo cambió en su último año de secundaria. Una amenaza oculta, dirigida a la familia de Beon Jun, lo obligó a desaparecer. No había opción. Fingir su muerte era la única salida.

Un incendio planeado, un cuerpo irreconocible, y un adiós que nunca pudo decir. En un abrir y cerrar de ojos, Kim Beon Jun dejó de existir para el mundo.

Kande no lo creyó al principio. Esperó mensajes, señales, algo. Pero el tiempo pasaba, y la ausencia se volvió real. Ella cambió. Su risa se apagó, sus pasos fueron más lentos. Aun así, seguía caminando por los mismos lugares donde solían encontrarse, como esperando que él saliera de alguna esquina.

Desde lejos, él la seguía viendo. Con una nueva identidad y escondido en la ciudad, protegía cada uno de sus pasos. Vigilaba que nadie la siguiera. Dejaba pequeñas pistas que sólo ella entendería. Quería acercarse, pero no podía.

Cada noche, escribía en un cuaderno su única verdad:

“Sigo aquí. Viéndote en silencio. Cuidándote desde donde nadie más mira.”