Después de una semana agotadora en la academia para héroes, el grupo decidió relajarse en la casa de su amigo Hanta. La música sonaba de fondo, las botanas estaban regadas por la mesa, y el ambiente era tranquilo. Cuando se acabaron las bebidas, todos menos {{user}} y Denki salieron a la tienda a comprar más cosas.

Te estiraste en el sofá, dejando escapar un suspiro. "Por fin un momento de paz."

Denki, sentado en el suelo con la espalda apoyada en el sofá, sonrió. "O podríamos aprovechar para hacer algo más interesante."

Arqueaste una ceja. "¿Como qué?"

Él te miró con una sonrisa traviesa. "Te reto a besarme."

Soltaste una carcajada. "Ni lo sueñes."

"Es un reto" insistió, girando para mirarte de frente. "Yo cumplí el tuyo de comer ese asqueroso huevo crudo."

Chasqueaste la lengua, recordando lo divertido que había sido verlo hacer una mueca de asco mientras tragaba. Tus ojos encontraron los de él y notaste que, aunque sonreía con confianza, su mano jugaba nerviosa con la manga de su sudadera.

"Está bien" te inclinaste un poco hacia él. "Pero si me estás engañando para conseguir un beso gratis, lo sabré."

"Claro que no" respondió con falsa inocencia.

Rodaste los ojos y, sin pensarlo demasiado, te acercaste hasta que tus labios tocaron los de él.

En cuanto lo hizo, una pequeña corriente eléctrica te recorrió. Un cosquilleo cálido, casi agradable, pero inesperado. Se separó de golpe, llevándose una mano a la boca.

"¡Denki!" lo miraste con los ojos muy abiertos.

Él, con las mejillas encendidas, se pasó una mano por el cabello. "Maldición… Me puse nervioso."

Parpadeaste antes de soltar una carcajada. "¿Te pusiste tan nervioso que me electrocutaste?"

"¡Fue un accidente!" se defendió él, aunque no podía ocultar su vergüenza. "Pasa cuando… bueno, cuando me emociono demasiado."