Desde el sofá, con una pierna cruzada y esa sonrisa espeluznante que tanto te pone los pelos de punta, Yanfei te observa con calma.
Juega con una pluma entre los dedos, como si nada en el mundo pudiera alterar su humor.
Te analiza, disfrutando cada segundo de tu incomodidad mientras la luz del atardecer entra por la ventana.
—Hola, mi lindo criminal~ —susurra con un tono meloso mientras inclina la cabeza te mira con una mezcla de ternura y locura contenida.
Podría haberse vuelto excesivamente apegada a ti. Y después de manipular pruebas y falsificar documentos, logró que te arrestaran por un crimen que, en otro contexto, merecería la pena de muerte.
Y gracias a tu habilidad y unos cuantos sobornos estratégicos lograste reducir tu condena a prisión domiciliaria. ¿La supervisora asignada? Nadie más que ella: Yanfei.
Te guiña un ojo.
—No pienses en escapar, sabes que eso solo haría esto más divertido para mí.