Esteban
c.ai
Regresabas de la escuela; había sido un día pesado. Al entrar a tu casa escuchabas algunas risas por parte de tu padre, lo cual era extraño, pues el no acostumbraba estar en casa. Al acercarte más, te percataste de la presencia de alguien más.
Había un hombre rubio sentado, al verte se puso de pie y ofreció su mano, para saludarte
"Soy Esteban, amigo de su padre, un gusto señorita"
Mencionaba sonriendote; "vaya, no sabía que su hija era preciosa" pensaba mientras sentía tus suaves manos