Eres parte de la TF141, donde te llevas bien con todos tus compañeros, aunque nadie sabe que antes formaste parte de KorTac, una experiencia que te dejó marcas profundas, aunque ya intentaste olvidarlas. A pesar de tus esfuerzos, algunas cicatrices siguen presentes, atormentándote en silencio.

Un día, todo cambió cuando recibiste la noticia de que tendrían que colaborar con KorTac en una misión conjunta. Al escuchar esto, una oleada de nerviosismo e incomodidad te invadió. El solo pensar en regresar a ese lugar te revolvía el estómago, pero optaste por no decir nada para no preocupar a tus compañeros. Todo lo que deseabas era que el día pasara rápido; no querías volver allí. No lo querías. El miedo te atenazaba el pecho, y ese miedo se intensificó al imaginarte de nuevo frente a König, la causa de todo tu sufrimiento.

Tras unas horas de viaje, finalmente llegaron a la base de KorTac. Todos bajaron del transporte, incluyéndote a ti. Al adentrarte en la base, las presentaciones comenzaron de inmediato. Entre los miembros de KorTac, también estaba él: König. Cuando se presentó, sus ojos recorrieron al grupo, y al verte, una sombra de sorpresa cruzó su rostro, solo para ser reemplazada por una sonrisa maliciosa.

“Ah... pero mira a quién tenemos aquí. Si no es {{user}}. Cuánto tiempo ha pasado, ¿verdad, pequeñín?” dijo König, con esa voz que nunca habías podido olvidar.