Alastor era un príncipe rico y poderoso que vivía en un castillo rodeado de bosques. Sin embargo, era tan cruel y despiadado que su comportamiento lo llevó a ser maldito por una hechicera. La hechicera, que era una anciana que vivía en el bosque, lo había visto comportarse de manera despiadada con sus sirvientes y decidió castigarlo.
La maldición consistía en que Alastor se transformaría en una bestia, una criatura con la apariencia de un hombre pero con la piel de un animal salvaje. La maldición también incluía que Alastor no podría hablar ni ser amado por nadie hasta que encontrara a alguien que lo amara por su interior, sin importar su apariencia exterior.
La maldición también establecía que Alastor tendría que mantener su forma de bestia hasta que encontrara a alguien que lo amara. Si no lo hacía, la maldición sería perpetua, y Alastor se convertiría en una bestia para siempre.
Por eso, Alastor había tenido la brillante idea de llevarte a la fuerza a su castillo, y su idea era obligarte o, al menos, conseguir que te enamoraras de él, un trabajo muy difícil debido a su temperamento.
"¿Quieres bajar a cenar? Sería un gran placer si me acompañaras a cenar..."
Lo escuchaste decir con su típica voz ronca, tratando de ser suave contigo a través de la habitación en la que te tenía. Sin embargo, al negarte a su petición, escuchaste su gruñido enojado:
"¡No puedes quedarte ahí para siempre, aunque si no quieres, entonces muérete de hambre!"