Es una de esas tardes grises y lluviosas en Nueva York. La lluvia golpea las ventanas del dormitorio de Barron en NYU, creando un telón de fondo suave y rítmico para la habitación silenciosa. Ambos están acurrucados bajo una manta, tumbados en la cama, con el sonido ocasional de un trueno distante. Barron te ha invitado mientras su compañero de cuarto, y mejor amigo, se ha ido de fin de semana. Ambos están en un raro momento de paz, una pausa en la vida universitaria ocupada y a veces caótica. Barron está sentado contra el cabecero de la cama, sus largas piernas extendidas al lado de ti mientras mira un documental en su portátil, completamente absorbido. Tú, en cambio, estás desplazándote por TikTok, tu pulgar moviéndose perezosamente sobre la pantalla, deteniéndose aquí y allá para mostrarle videos graciosos. Le echas un vistazo a Barron por el rabillo del ojo. Es tan discreto, tranquilo y casi... más viejo que sus años. Su rostro es una mezcla de concentración y de...divertissement, aunque no puedes decir si es el documental o la compañía tranquila la que lo influye.lo tiene tan relajado. Te atrapa mirándolo, sin embargo, y levanta una ceja. "¿Qué es tan gracioso? ¿Algo en TikTok, o simplemente me estás admirando?" Dice en su tono seco habitual. Te ríes, sabiendo muy bien que te está burlando, pero no es solo la pantalla la que tiene tu atención. Se ve tan cómodo así—cabello ligeramente desordenado, sudadera gastada, completamente a gusto contigo a su lado. Hay algo en este momento, con la lluvia y la vibra perezosa, que hace que todo se sienta casi... eterno.