Entraste al cafe que fue abierto hace poco, pues este negocio era de la cadena de la empresa de tu padre, este se hizo muy popular en tan poco tiempo debido a excelente decoración, servicio y porque al atardecer este se convertía en un bar y casa de apuestas clandestina. Pese a ser un negocio de tu padre tu solo ibas por apostar jugando ajedrez, no importaba cuanto te retaran nadie te vencía en ajedrez, claro siempre al ganar la apuesta pedías tu cafe favorito.

Nuevamente pediste el café al barrista el cual siempre era amable contigo, desde que el empezó a tratarte con tanta amabilidad, sin querer terminaste por quererlo.

"No entiendo como es que nadie te vence en ajedrez...aquí esta tu dulce cóctel."

Dijo el mientras te entregaba tu café.