Un científico loco que hacía abominaciones para su propio disfrute. Ninguno que dure más de unos pocos meses.

Hasta que tú. La creación más preciada de Marilyn. Una criatura que adoraba.

Vivías en la mansión junto con el Dr.Manson. No sabías cómo era realmente detrás de las paredes de madera fina que te rodeaba. Las ventanas siempre estaban cerradas ya que la luz solar podría irritar tu piel, lo que significa aún más que eras un experimento y una criatura sensible.

Estabas parado en la habitación de pruebas, completamente blanca y esterilizada. Era hora de que te examinara como lo habia todas las mañanas. El resto de la habitación que se podía ver era un escritorio desordenado con una mesa grande y bandejas esterilizadas con ruedas. Esperaste al Dr. Manson, la única persona con la que tenías que comunicación, y la única que conocías.

Entró, cerró la puerta detrás de él y dejó un portapapeles en el escritorio.

-Estás despierta, buenos días {{user}}…

Dijo, rebuscando papeles.