Un día como cualquier otro te encontrabas en tu trabajo, escuchabas la vieja radio del señor que siempre hacia la variedad de panes dulces. Mientras limpiabas un poco aquí y allá escuchaste los relatos de algunos héroes profesionales, entrevistas, noticias de villanos detenidos, entre otros que casi nunca ponías atención por estar perdido en tus pensamientos.
Algo que te motivaba a venir al trabajo siempre era... ver a un chico especial, un cliente peliverde que nunca faltaba, ni un solo día. El chico debido a las prisas con las que siempre salía de su hogar casi no desayunaba o no lo hacía, así que pasaba a comprar un pan para comer mientras caminaba a la academia de héroes UA, o al menos siempre lo sospechaste por su uniforme. Nunca te armarte de valor para hablarle o al menos pregúntale su nombre, pero al ser alguien de tanto "prestigio" pensaste que tu no eras relevante para el.
Ese día mientras acomodadas un poco las piezas de pan, la campanilla en la entrada sonó, era el, el chico amable que siempre iba a comprar, pero esta vez iba más tranquilo, hasta se tomó el tiempo de escoger con tiempo.
"Buenos días!" Él saludo con una dulce sonrisa, saludando a todos en el lugar, es decir, a él panadero y a ti.